“Y Aaron tiene que presentar el macho cabrío sobre el cual haya venido a dar la suerte para Jehová, y tiene que hacer de él una ofrenda por el pecado”. Levítico (16:9)
En la entrada anterior, comenzamos a hablar de los hijos de padres narcisistas, abordamos al niño dorado o considerado como perfecto de la familia. En esta
ocasión, toca el chivo expiatorio, aquel a quien se culpa injustificadamente
con el objetivo de que el problema real, en este caso de la familia, sea negado
(podríamos decir que la patología del paciente identificado no es tan grave
como la de su familia).
Este proceso ocurre en todos los grupos sociales, ejemplos
hay desde la persecución de los judíos por parte de la Alemania Nazi, comportamientos
racistas, y en este caso, en las familias.
¿Qué sucede?
La familia deposita en ellos la basura, “todo lo malo es
por ti”, de esta manera expía sus culpas, miedos, rabia y todo lo malo del sistema
familiar, y en vez de que haya rencillas entre los miembros de la familia, que
solo terminarían con la familia, se ordena a través de este sacrificio.
Es objeto de burlas, se le castiga de forma arbitraria y se
le devalúa. Se le dice que hace las cosas mal y que no será nada en la vida.
Constantemente se le compara con otras personas, sobre todo, con el niño
dorado. Y si tiene logros, nunca serán suficientes, siempre será despreciado.
Además, buscarán a toda costa, que, a pesar de que quizá lo
lleven a terapia, al ser el paciente identificado, hagan todo para que no se
recupere.
¿Para qué?
Como en los relatos bíblicos, donde se expiaban de culpa con
el macho cabrío, en el caso de las familias, se sacrifica a un hijo (su
personalidad) para salvar al grupo, se vuelve, paradójicamente, en el culpable
y salvador del sistema.
El chivo expiatorio ha vivido tanto esta situación que pasa
lo que Bandura llamaba “indefensión aprendida”, se vuelve incapaz de defenderse
ante los constante ataques, y, además, es posible que se culpabilicé por las
cosas por las cuales es señalado.
¿Cómo se selecciona?
Generalmente, el chivo expiatorio es aquel miembro diferente,
ya sea por sus cualidades o inteligencia, produce reacciones en la familia,
retirando la atención en el padre narcisista, provocando sus celos y por
consecuencia, las conductas negativas hacía él.
También se puede decir que son los más rebeldes del sistema,
independientes, los más empáticos o conscientes del sistema familiar.
¿Qué pasa con el resto de la familia?
Los demás miembros actúan pasivamente, como “monos voladores”,
pero el padre narcisista, controlador, puede arrastrar a que los demás lo
desprecien al igual que él.
¿Qué hace este miembro?
El hijo designado como chivo expiatorio, pobre, intentará hacer
cosas para agradar al padre narcisista, sin embargo, su esfuerzo es inútil,
puesto que no conoce realmente que es lo que quiere, y además, nunca
será suficiente. No sabe que tiene que hacer, tener o como tiene que ser, por
lo que su identidad se ve afectada. No tardará en depreciarse a sí mismo y
buscar la aprobación de las demás personas, siendo dependiente emocional, y posiblemente
en su edad adulta, con parejas abusadoras, sintiéndose culpable por las
conductas de estas.
¿Qué debe hacer?
Cuando se da cuenta de lo que esta pasando, es necesario
trabajar en su autonomía para alejarse de este sistema, de esta manera podrá
sentirse más libre, sacarse la culpa de encima, trabajar en su autoestima, conocerse
a sí mismo y reconocer su verdadera identidad, y claro, tener mejores relaciones
con otras personas.
Cuando sucede esto la familia se disuelve, o, se asigna a alguien
más para tomar ese rol.
Referencias
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